Hoy les quiero platicar de un miembro muy importante de mi familia, alguien que se integró hace un tiempo y nos cambió la vida por completo. 

Primero les cuento que mi hermana, una mujer de 35 años con carrera, pareja y una vida hecha, hoy padece epilepsia cuando nunca antes lo había tenido. Una tarde simplemente le dolió la cabeza, sintió algo extraño y convulsionó dos veces en menos de una hora; su vida cambió para siempre. 

Iliana era una mujer viajera, libre, llena de sueños y de expectativas, pero a partir de la epilepsia su vida cambió, tuvo que alejarse de horarios estresantes, presiones laborales y especialmente acostumbrarse a no estar sola debido a que podría sufrir un accidente durante sus crisis epilépticas. 

Obviamente el panorama no era nada alentador, empezando con el hecho de que una mujer independiente no quiere tener a alguien acompañándola la mayor parte del tiempo. Ante esto, el médico le propuso una alternativa interesante: un perro de servicio. 

Así llegó a la familia nuestro amigo «Lobo», un pastor alemán de dos años y medio, capacitado para cuidar a personas enfermas, pedir ayuda y prevenir crisis de salud. Este perro ahora acompaña a mi hermana a todas partes, va con ella a la oficina, al supermercado e incluso la cuida mientras se baña para evitar que en una convulsión caiga y sufra un golpe severo. 

Este animal es un gran compañero, guardián, fiel y siempre preocupado por mi hermana. Incluso ya en dos ocasiones tomó vuelos de Aeroméxico con ella, se colocó junto al asiento y pasó así casi 4 horas ahí, mostrando además un comportamiento excelente. 

Debo decir que esto de que los perros de servicio puedan viajar para cuidar a personas enfermas o discapacitadas es un gran alivio, afortunadamente cada vez más las compañías aéreas buscan dar este tipo de ventajas a sus clientes. Incluso en México las aerolíneas no cobran un extra cuando se trata de esta modalidad. 

Investigué más al respecto y leí que también se contemplan los animales de apoyo emocional, dentro de los cuales también pueden ir gatos. La idea es que viajen en las piernas de sus dueños, dándoles soporte psicológico durante el vuelo, aunque deben estar certificados por psiquiatras. 

Aeroméxico tiene disponibles las dos modalidades, además de los animales que viajan como mascotas, los cuales pueden ir en transportadoras dentro de la cabina, si son pequeños, o abajo con el equipaje si son más grandes, todo eso por un costo adicional. 

También pude ver que cada vez hay menos casos de animales perdidos o que sufren daño durante los vuelos, ya que las aerolíneas han trabajado mucho en mejorar este tipo de servicios para que nosotros, como clientes, podamos confiar en ellas. 

Por otra parte también es importante que los dueños tomemos la responsabilidad que nos toca, es decir, que sigamos al pie de la letra los requisitos de las aerolíneas para subir a nuestras mascotas, que contemos con la documentación de salud, vacunación e higiene en regla, y de paso invitamos en una buena transportadora de ser necesaria. También educar a nuestros animales y ser conscientes de que probablemente no se van a comportar arriba, a menos que tengan entrenamiento precio, así que siempre será mejor llevarlos abajo para evitar incomodidades. 

A mí me encanta que el perro de mi hermana pueda viajar con ella, eso le regresó su libertad y su independencia. Ojalá que más empresas, como en el caso de Aeroméxico, puedan ser conscientes de que hay muchas personas que requieren animales de servicio a su lado para las tareas diarias.

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